Se me fue el bro

El bro se fue. Alcanzó a durar poco más de dos años en Chile y la falta de pega, las malas condiciones de las pegas que salían y un amor italiano, más allá de las montañas lo llamaron.

Mi hermano es comunicador audiovisual pero hasta hace un par de años se desempeñó exitosamente como administrador de un bar en el centro de Manheim. Buena pega, buena plata, buena gente. Le daba para vivir relativamente bien y para darse sus gustos.

Ahora el bro se fue de vuelta. Esta vez a Italia. Tiene pasaporte Europeo el nene. No se si lo envidio. Eso de tener la posibilidad de irte si no resultan las cosas como que te relaja un poco. No te esfuerzas tanto porque... siempre puedes irte.

Curioso pensar que se encuentra tan lejos. Tan lejos como algunos amigos, que partieron hace tiempo a un Doctorado y todavía no vuelven.

Pensar que nos separan miles de kilómetros de distancia, y hasta un océano de por pedio.

Pensar que puede que no lo vea en meses, tal vez años.

Pero eso me hace pensar en otra cosa. Me hace pensar en que tengo amigos que viven en Santiago y que los veo una vez cada dos años. Me hace pensar que circulan por Santiago unas ex novias con quienes compartí mi vida, mis sentimientos y un montón de experiencias y no las he visto en años.

Qué curioso como se cruza la gente en la vida. Qué curioso como se alejan. Como uno deja pasar el tiempo hasta que ya es demasiado tarde.

Qué ganas de encontarse con alguna ex y poder abrazarla con cariño, con esa mirada de complicidad de un par que ha vivido muchas cosas juntos. Qué ganas de encontrarse con los amigos y darles un abrazo sincero, para sentir que están ahí, a tu lado.

Pero el tiempo pasa y la vida es una celosa compañera, que día a día te consume, te rapta y te aleja.

Hoy me siento poético. Poético y autopoiético.

Un abrazo a ellas y ellos. Tanto tiempo sin verles. Ojalá y el tiempo distraiga un poco a la vida y podamos hacer un brindis en el mágico margen del reecuentro.