martes, mayo 17, 2005

Otro Día Más

Me bajé de la micro con una sóla idea en mente. No me molesten. Tengo sueño. Y la verdad es que después de ducharme, tomar desayuno y salir, todavía no despierto. No me molesten. Tengo que llegar al escritorio, tomarme un café y ponerle cara a la gente.

Tengo que asumir el rol de entidad despierta, funcional y proactiva. Ahí despierto.

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Ahí se me quita el sueño y se van los bostezos. Curioso. Se va el sueño porque tiene que irse. Es una mañana de invierno, hace frío y caen gotas. Es un día para quedarse en casa acurrucado bajo 4 frazadas, un plumón y un cobertor de polar.

Pero despierto. Despierto y estoy feliz. ¿El motivo? Lo desconozco. No he comido chocolates, drogas ni nada por el estilo. Simplemente estoy feliz.

Quiero construír castillos en el aire, con ladrillos de algodón y ventanas maravillosas. Quiero construír un hogar en un lugar donde sólo llegen esos locos choros, esos locos soñadores con alas de vapor. Quiero que la gente llege sólo propulsada por risas sobre una carretera de buenas intenciones, compañerismo y amor.

Ando ingenuo tal vez. Soñador.

Pero eso quiero. Un castillo en el aire, con una buena vista de la cordillera, piscina y sauna. Se reciben amigos, amigas especiales y ex especiales, ex compañeros de colegio y en general seres bienintencionados y buenos de corazón. Y tú... a ti también te espero.

Quiso volar igual que las gaviotas,
libre en el aire, por el aire libre
y los demás dijeron, ""¡pobre idiota,
no sabe que volar es imposible!"".

Mas él alzó sus sueños hacia el cielo
y poco a poco, fue ganando altura
y los demás, quedaron en el suelo
guardando la cordura.

Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y construyó ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocó al duende de las cosas
que tiene mucho que ver con el amor.

En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
""No vaya a ser que fuera contagioso...""
tratar de ser feliz de aquella forma.

La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
vestido de cordura.

Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y por abrir ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.

Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...

1 Comments:

At 3:15 p. m., Blogger Emilio said...

Me parece increible pero cierto. Todavía queda gente que tira piedras a la luna. Bien Kike, bien por tí, bien por todos...

 

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