Los Tallarines de Mi Abuela
La Abuelita Eugenia es medio italiana. Boggia es el apellido de mi madre. Y como tales, cada vez que ibamos los sábados a almorzar a su casa, había una tallarinata, o algo así.
Eran unos fideos con salsa de tomates y carne, pero que entre medio tenían queso y en algún rato pasaban por el horno. Eran ricos. Los más ricos que he comido en mi vida.
Mi abuela ponía la receta y supervisaba. Ella vigilaba que quedaran como debían.
Pero cuando enfermó mi abuelo de cáncer las cosas se distanciaron. La familia era muy grande y mi abuela estaba 100% dedicada al tata. Y a pesar de los cuidados y los deseos, mi abuelo se fue apagando poco a poco hasta que finalmente la gran C se lo llevó.
Sin embargo una bruja de la familia dice que no se fue del todo. Que quedó ahí, en el departamento de mi abuela esperándola. Cuidándola.
Ayer sábado a las 14 horas, hora en que tradicionalmente almorzábamos con mi abuela en tiempos pretéritos, mi viejita falleció. Se le fue la vida de un segundo a otro y dejó la casa sola.
Mi tata la tomó de la mano, le dió un buen abrazo y se la llevó al cielo. Ella quería eso. Irse rápido y sin molestar mucho.
Y dejó la casa sola.
Pero el domingo, luego del velorio y el cementerio llegaron 5 de los seis hijos de mis abuelos (el sexto vive en Brasil) al departamento. Todos juntos. Y con los hijos llegaron las señoras y los primos. 14 de ellos. Dos bisnietos estaban también dando vueltas.
Hoy en la tarde comimos tallarines con salsa. Preparados especialmente en este día de despedida. Y no estaban tan buenos. No eran iguales.
Pero entre el calor de la familia, los recuerdos alegres y los abrazos en serio daba lo mismo.
La casa quedó sola, pero la familia sigue. La vida continúa y el cariño que mi abuela me enseñó sigue conmigo.
Chao abuela. De verdad te quiero.
5 Comments:
liiiindo tu post, que encontré por casualidad en el planeta blogs. Linda despedida y un hasta siempre para tu abuelita.
Tu post parecía el comienzo de un buen libro. Vas a echar de menos a tu abuela, a mí me pasa igual, pero a la vez ahora la tendrás siempre contigo.
Gracias por los mensajes. En verdad que siento su partida.
Imagino el sábado por la noche. La misma mirada dulce, la misma mirada cómplice.
Un abrazo apretado y tres besos en la mejilla. La tomó de la mano, le entregó la mejor sonrisa y la llevó consigo donde nadie más conoce...
Ya no están más solos...
Un abrazo.
Pucha Kike, lo siento mucho. Un gran abrazo desde la Atlantida. Cuidate!
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