I love rock & roll
Hace años escuché el tema. Ese de la Joan Jett and the Black Harts. Salía en una película del Michael Fox llamada Luces de la Gran Ciudad (o algo por el estilo). En esa película habían bandas rockeras y todo el cuento.
Pero lo que más recuerdo era la potencia de Joan Jett como cantante. La fuerza de su música. Era como la versión femenina de Billy Idol. Contundente. Cotota.
Y ella marcó una época.
Curioso me resultó el enlace que hizo en mi vida. Aparecer repentinamente de vuelta en un videojuego. En Guitar Hero, donde tengo la oportunidad de apretar teclas y hacer sonar esa brutal guitarra y escucharla a ella cantar una y otra vez mientras me equivoco.
Curiosa mezcla de dos tiempos. Curiosa encrucijada.
Más curioso fue ir a la fiesta de los ochenta realizada en la ex Oz y que pusieran el tema. Bailé en la pista y me encontré con una cortina doble. Con visiones paralelas. Con recuerdos de chico escuchando la música y bailándola de pequeño y con recuerdos de mí mismo, hace poco, tecleando con una Play 2 en un sofá.
Me sabía el punteo de memoria.
Dos tiempos que se encuentran.
Curioso fue ver también a un tipo de esos de pelo largo y tenida de motociclista rockero subido sobre el escenario de la Oz, incentivado por una audiencia que ya no lo ve como el taquilla del curso sino como un patético y perdido que todavía toma demasiado y todavía hace el ridículo a cambio de unos gritos y aplausos.
Curioso ver la fama, la infamia. La risa y la burla.
Fiesta ochentera... era. Ellos lolos, juveniles mas no jóvenes. Ellas todas operadas, sobrevivientes de dietas impensadas, estupendas, delgadas.
¿Qué gente es esa? ¿Qué hacía ahí en medio?