martes, marzo 01, 2005

Corre guatón, corre!!!

Comida. Cereza, completo, crema, costillas, calorías. Kilos, guata cirugía. Efisema, problemas cardíacos, pabellón. Cirugía. Sobrevida, cero.

Comer. Placer. Qué placer. Unas frutillas con crema, o mejor aún, con azúcar y helado de crema. Un lomito, de esos de la Fuente Alemana, con mayonesa hecha en casa, salsa de tomate, chucrut y obvio, esa carne delgadita, apiñada en un cerro porcino que chorrea grasas saturadas.

Comiendo. Culpa. Que lata que aumente tanto de tamaño el abdomen y, aunque a veces uno no lo crea, la cara. Que lata verse al espejo y descubrir un extraño o extraña que es simpático, para nada feo, pero que está subido de peso.

Mira, la verdad es que te encuentro hermosa pero... el gran pero. Pero te sobran kilos. Eres bella, pero tu belleza está demasiado oculta por la grasa. Eres bella y simpática, incluso sexy, pero esa grasa. Esa gordura.

Para el hombre no es tan complicado. La mujer incluso te anima a hacer crecer la guata. Mi gordito. Es que es cómoda, calentita, acogedora. Te quiero con guata y todo, pero al rato mira en pantalla los abdominales de algún joven modelo y hace suspirar el alma con un ufffffffff.

Tu guata, contenta y cómoda tiembla y descubre que por más cómoda, calentita y acogedora que sea, ella los prefiere con caluga. El resto es amor, de esos que le dicen al hijo "que bonito el dibujo" aunque sea un mamarracho.

¿Cuántas veces no he caminado por al calle mirando gente y descubriendo ocultas bellezas? He visto chicas cuyos rostros y figuras invitaban al amor eterno, a las caricias y a la ternura. Chicas realmente increíbles, ocultas en kilos y kilos de placer culinario.

Gaia... mira que atroz mi guata. Dice una mientras compra un Doggis en la YPF. Las 800 calorías de esa delicia no se cuestionan. Tampoco las calorías de las cervezas y el alcohol de la noche.

Estoy gordo, desde mañana comienzo a hacer ejercicios. Frase típica del hombre cuando se mira al espejo. El mañana nunca llega y, de llegar, viene de la mano con un entusiasmo que se agota pasados los dos meses o terminado el verano. Otoño, invierno y primavera son períodos de preocupaciones distintas. No del peso, no de la salud ni del ejercicio.

Llevo 2 meses sin tabaco y una semana saliendo a la calle, a trotar como nunca lo hice. Yo era el gordito que se quedaba en la banca. Hell... SOY el gordito que se queda en la banca. Seamos honestos. Nunca he trotado en mi vida, excepto en esas máquinas de gimnasio, en mi período veraniego de "estoy gordo y desde mañana hago ejercicios".

Hoy me pesé y pasé de 82 a 87 kilos. Bacán lolito. Me porto mejor y subo de peso. ¿Cómo es la cosa? La balanza está mala.

Me duelen las piernas. Mi atrofiada musculatura reclama, porque cada vez que salgo a trotar llevo en la espalda el guatón que soy y el que va mirando tele como lo ha hecho todos los días de mi vida. Ese guatón que se come un sanguchito con un vaso de cocacola bien helada mientras ve Star Trek o la última película de Spielberg.

¿Cambia la vida? No sé. Ya veremos. Mi resolución de año nuevo va viento en popa. Mientras mi hermano cae y fuma a escondidas avergonzado de una promesa no cumplida, yo sigo, con ganas, pero entero. Lo de trotar es de ahora y se hace muy temprano para sentirse ganador y victorioso.

Ya veremos. Comida... correr.

Las nuevas pastillas para bajar de peso "Reductil" están en el mercado. Las únicas indicaciones son que beba 2 vasos de agua antes de cada comida, haga ejercicios todos los días y coma menos. Eso va en letra chica. Y así, no es necesario gastar la plata en pastillas.

¿Puedo solo? ¿Puedes? ¿Podemos?

Crap... tengo hambre. Nos vemos.

2 Comments:

At 2:56 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ánimooooooo!

 
At 4:46 p. m., Anonymous Anónimo said...

Dos cosas:

1- Dejar de fumar engorda.
2- Relax, deja de mirarte al espejo a cada rato, eso es lo que hacen los anoréxicos...

 

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