Reforma Penal y Lavanderos

La grandilocuente reforma procesal penal del sistema judicial chileno parece estar ad portas. O sea, ya está instalada y funcionando en todo el país, pero como Santiago es Chile, no ha tenido mayor revuelo hasta ahora, cuando justo con el caso del Senador Lavanderos irrumpe en la prensa local esto de los peritos, los juicios y la nueva justicia.

Ahora, cada vez que te quieras tirar un peo o fumar un pito deberás considerar que eventualmente podrías parar en el despacho de un psiquiatra, perito criminalístico o quién sabe qué tipo de especialista.

- Señor, al tirarse un peo, consideró usted acaso que el olor se difuminaría por toda la habitación, afectando así al resto de los presentes.

La puta... ¿Quiere saber si me tiré un peo porque estoy loco o a propósito? Pregunte eso. ¿Quiere saber si tenía intenciones de hacerlo a pesar de conocer las consecuencias? Bésame el culo. Desde cuando acá depende del perito definir si alguien merece ser castigado por sus intenciones. Desde cuando acá las intenciones de algo son prueba suficiente para meterme preso.

Tom Cruise muestra esa vena coqueta que saca a relucir cuando interpreta a alguien enojado. Grita con exceso a propósito del tema del pre crimen y la encarcelación antes de que se cometa el delito.

Bésame el culo. Vamos a meter a alguien preso porque tiene la intención de cometer un delito. Cuántos imbéciles circulan por Santiago queriendo matar a alguien? Cuantos weones frustrados no le pegarían uno o dos tiros al tipo ese que, con aires de latifundista, te hace besarle las patas día a día, mientras aprovecha de que le limpies los mocos a su hijo y sonríe en la calma del que sabe que con 10 puntos de desempleo, tu le vas a seguir besando las patas incluso si no se las limpia día a día.

Bésame el culo. Vamos. Te estoy pagando un sueldo por ello. ¿No te alcanza para vivir dignamente? Pues bésame el culo nuevamente. O eso que tienes, te lo quito.

¿Bésame el culo? Señor, queda detenido por el futuro crimen de abuso de menores. Tiene la intención de que su empleado de 17 años le bese el culo y usted es un gerente de 58. Pedofilia. Perversión.

Según el examen A, B, C y D su personalidad indica que le gusta que le besen el culo y que no tendría problemas en obligar a alguien a ello. Por lo tanto lo metemos preso.

- Pero si todavía no me nombran gerente y todavía no hago que nadie me bese el culo.

No importa, el examen A, B, C y D indican que su personalidad muestra claras tendencias de ello.

- Pero si soy amigo del gobierno. Soy alguien famoso y conocido.

Ah... entonces le aplicaremos los exámenes E, F y G. Para aclarar dudas. Yep... muestran lo mismo. Se va preso.

La clase alta debe ser tratada con los exámenes a, b, c, d, e, f y g. La clase media con los exámenes a, b, c, d y e, dependiendo de qué tan media sea. Para la clase baja, con el a y el b basta. Total, si nos equivocamos igual es un picante menos en la calle.

- ¿Qué miérda?

- Bésame el culo.

- Si jefecito, quiere que me ponga humectante de fresa o sandía en los labios?

- Da igual. Pero trae a esos cabros chicos para que te ayuden, no llegaron a cuarto medio, no tienen futuro y son padres por accidente. Besarán a buen gusto. Y no se te ocurra denunciarme. Soy poderoso, presidente de la corte suprema es mi amigo y todos los jueces y abogados de la corte local son de mi partido.

- Si jefecito. De sandía entonces.

- Así me gusta negrito. Y sigue con eso, que hoy haces horas extra sin recompensa monetaria.

- Pero no faltaba más. Trabajar horas extra es un honor reservado para aquellos más leales a la empresa. Para aquellos que en verdad quieren su trabajo. Para aquellos que en verdad son valiosos. Por eso trabajo más lento. Por eso escribo 10 páginas al día, en vez de las 40 de juanito. Él se va temprano porque no le gusta el trabajo. Yo en cambio, saboreo cada segundo. Mmm... un peito. Gracias jefe... y usted que decía que las horas extra eran sin recompensa.